viernes, 10 de agosto de 2007

A MI PADRE


Tantos libros y tantas fotos
desde entonces hasta ahora
y entre los recuerdos, el porvenir.

Por las tardes, en verano
paseábamos hasta el río;
me enseñabas a nadar
y a guardar la ropa,
a mirar sin miedo.

Por las mañanas
un paseo en bicicleta hasta la plaza.
Y me enseñabas a subir, a bajar
a mirar sin miedo.
Una mano para todo,
una mano con firmeza
y con todos
aprendí a soñar.
Del libro "En la frontera de tu cuerpo"

martes, 7 de agosto de 2007

VOLVEREMOS CANTANDO, TUÑÓN


A Nélida Rodríguez Marqués

Busco la vela para mecernos al viento
y estás ahí para vernos llegar ,
en esta orilla,
en la de acá y con tu mirada nos haces un guiño.

El roce de un libro
se adivina en tu pasión
y en tu corazón resuena
el agujero en la media,
con los ladrones, tan amantes de sus madres
para buscar en el olvido
la tarjeta de cartón,
para caminar a tu lado
en la causalidad

Mas a veces me quedo sin fuerzas
como los arroyos en verano,
cuando la aridez les quema y por dentro
el terreno resquebrajado
parece que está muriendo…

VOLVEREMOS CANTANDO, TUÑÓN

sábado, 4 de agosto de 2007

RENUEVO LOS SUEÑOS


Con la nostalgia de las piedras
renuevo los sueños
con miedo.

No te encuentro en este carnaval
cuando el viento te desplaza
y me desplomo como una barra de acero
en un pozo sin fondo.

Sin embargo,
siento el palpitar de tu corazón
como la luna entre las nubes,
alerta como un huracán.

La melodía de tus manos
recorre los surcos de mi cuerpo
que estalla en mil colores.

En el callejón de la prudencia
las sombras del agua borran tu nombre
y el atardecer cubre de versos
la melancolía de tus caricias.
La palabra entonces, en su agonía,
emerge de la pasión con el temor de verse enjaulada.

viernes, 3 de agosto de 2007

LA TARDE SE VUELVE CARICIA

I
En esta tarde te estoy esperando
para cubrir mis llagas con tus caricias ,
para no olvidar
la poesía del mar
cuando choca contra mi boca.

Tus ojos muestran entonces la mirada ambigua del recuerdo.
El llanto empaña la palabra
y desaparece
en ese punto donde te encontré.
Allí, donde las colinas despiden al sol
y mis dedos juegan con tu cabello,
y en mi delirio,
la tarde se vuelve caricia
II
Los recuerdos del ayer
se ausentan con el dolor de estas lágrimas
que recorren los campos
asolados por el fuego.

Me escondo en los rincones,
sin embargo el deseo me despierta
como un huracán
y a borbotones, los sueños se cuelan en mi vida
cuando todo es un desierto