y en la memoria,
como una bestia aparece,
para romper la armonía
de lo que nunca fue.
Mis lápices están dispuestos,
mis lápices siempre tristes.
Allí en ella me olvidé.
y en el olvido la risa.
A veces pintar la luna,
brindar por el pasado,
ahogar el llanto,
mecer un recuerdo.
Puedo contar.
Les cuento cuando la sangre
era de color,
el deseo,
y algún amor.
del libro "En la frontera de tu cuerpo"
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